La compra, la compra que siempre ha sido una de esas obligaciones de casa que me ha gustado hacer, no se si por el hecho de estar un rato con mi padre, si por el hecho de poder rellenar el carro con caprichos para el estómago o mi cutis o por la actividad en si, pero me gusta, o mejor dicho me gustaba. Es fácil hacer la compra sin tener que mirar el precio, cuando otro paga, que cómodo ¿no? Pero cuando es tu bolsillo el que se vacía hay que tener mucho mas cuidado, ¿no? Ohú, que egoístas podemos llegar a ser los hijos. Por eso, para tratar de hacer que mi bolsillo aguante lo máximo posible lleno, he decidido hacerme fan de todos los supermercados. Si, hacerme fan, pero no es como hacerse fan en facebook sino que, en mi caso, lo que he ido haciendo es supermercado que entro, al margen de hacer un increíble estudio de mercado, digno del mismísimo director de una ultramegasupermultinacional, de los precios pido la tarjeta clubX, X es el supermercado que toque en ese momento, de manera que el tamaño de mis llaves de casa y el número de tarjetas de mi cartera van aumentando. Me gusta esa sensación de formar parte de un club de socios, la tarjeta de Renfe, la de Iberia, la de Carrefour, la de Día, la de Caprabo, la de Vips, la de Ikea, la de El Corte Inglés y si me apuras…la del bus, la de la seguridad social, la de la universidad. Creo que asusta un poco, pero es así, soy una groupie.
LOVE!