Existen los superhéroes y las
superheroínas, si, lo confirmo, yo desde aquí, desde mi silla en mi pequeño
despacho-trastero. Superman, Spiderman, Batman, Hulk, Flash, la mujer
maravilla, Elektra, Batwoman, Sue Storm… Existen de lo contrario no se podría
confirmar la existencia del antihéroe, o de la antiheroína. Es muy importante
con confundir con los villanos, a diferencia de estos, los antihéroes y las
antiheroínas, no buscan el mal, sino que tratan, de una manera bastante fallida
de ser semidioses, y todo esto no queda más en un sueño.
Así es, los antihéroes tenemos
esa peculiar manera de caminar, tropezándonos con todo lo que se nos cruza por
el medio, de leer cambiado el orden de las palabras o de las letras, de
desafinar al cantar, de ser torpes bailando, de quemar la comida al cocinar, de
hacer bromas en momentos inadecuados, de que el traje oficial nos quede
demasiado ceñido y haga lorza, de no acertar en el momento de fijar un
objetivo, de ser inoportunos, de combinar mal los colores, de escuchar mala música,
de tener miedo al fuego, de no ser tan atractivos y perfectos como los superhéroes.
Porque ellos siempre llevan la capa planchada, el pelo bien peinado, la sonrisa
siempre a punto, son valientes, rápidos, enérgicos, son quienes salvan a la
ciudad del peligro, a la damisela en apuros.
Si, son todo eso. ¿Y?
Los antihéroes somos, aunque no
para todo el mundo, graciosos, tiernos, adorables, simpáticos, bonachones,
bienintencionados, generosos…tantas y tantas cosas que van más allá de la
superfuerza, la supervelocidad, la invisibilidad o la elasticidad que pueden
ofrecer los superhéroes.
Por eso hago un llamamiento a la cordura, sean ustedes pacientes con nosotros.
LOVE!