Viernes.
Salgo apresurada del curro. Subo por fin, con mis foráneos, mi gente,
mi familia. Acelero al subir las escaleras del metro, llego a casa,
prepara los últimos retoques de esa maleta que poco más y parece un
armario, y corre, písale al coche papá, que no llegamos. Nudo de
fliparlo en la entrada a Atocha, "me bajo, que no llego". Y llegué,
apurada pero llegué. Y el tren maravilloso sin película ni nada, a
rebosar que iba, en nada estaba de vuelta, en mi otra ciudad (Porque
estos días cuando me preguntaban si era de aquí dudaba, aunque terminaba
por decir casi). Y bajo del tren y ahí esta mi pareja, esas parejas que
me gustan, que individualmente son un 10 y juntos un 25, como la
combinación pizza y peli, siesta y sofá... Como me gustan los
recibimientos en las estaciones, son momentos mágicos. Cenamos como
gorrinos, porfin, pistoletazo de salida, tinto de verano. Nos ponemos al
día, nos reímos, criticamos.
Sábado.
Arriba.La ciudad nevada, para mi ese momento de ver a todo el mundo de
blanco, tan limpios y guapos se equipara a la mañana después de una gran
nevada, como me gusta. Almuerzo fuerte para un día duro, y nos
dirigimos a lo viejo, en villavesa, me encanta, VI-LLA-VE-SA. Y
apretados encontramos un sitio en el paseo Sarasate, allí los cinco, con
calor y ganas, y como siempre, como nos ha ocurrido en todos los
sanfermines, estábamos en el paso de algo o de alguien y no paraba de
pasar gente, chicos, chicas, familias y un adorable señor con audífono.
BANG! Minutos tarde, y por causas ajenas, externas y que no voy a entrar
comienzan las fiestas de sanfermin 2013. Momentos de rubias en el final
de Sarasate. Nos vamos, buscamos hielo y a la plaza de toros. Por fin
conozco a las nuevas foráneas. Aparecen los Cántabros, ¡HOLA HOLA
MARAVILLA! Dolores de mofletes de la risa, sin poder parar, le dieron
cuerda de chico y no se le acabaron las pilas. Desde las 8 en pie y
habiendo dormido sólo 6 horas tuve que hacer una retirada a tiempo.
Domingo.
Mucha paliza, dolor por todos los lados. Suerte que comimos una buena
racionada de pasta que recuperaría a cualquier muerto. Camino a la
estación, dejamos al barbas, te veremos cuando ya seas un buen learner,
see ya dude! Nos encaminamos a los fueros, sombra, tranquilidad, música,
risas, y el abuelo hecho mierdas, que está claro que es un anciano, pero
no veas como aguanta el tío duro. La pegatina, gente que sigue pasando,
que da la plasta, que hace mucho calor y nos calentamos, pero bien, muy
bien...un "no te pienses que estoy ligando contigo, es que me he
perdido de mis amigos" y después MARI LOLI, MARI LOLI, TU HIJO ESTÁ EN
EL AFTERHOURS. Y a casa, ¡que pillaba cama!
Lunes.
Primer día de marida, se va mi cónyuge a ganarse el jornal mientras, yo
adecento la casa como buenamente puedo, una buena duchada y a hacer la
compra con la cartera bajo el brazo como una buena señora. Señoras que
hacen la compra con la cartera bajo el brazo. Y así. Ensalada Araceli
para mi princesa, pequeña siesta y plaza del castillo, litros, "pero
chica por qué tiras tanta agua", señor, porque quiero. La pequerrechiña
se engancha, más tarde junto er der beti y la otra pequeña. Mi chavaluca
liga, se compra todo el kit posible sanferminero, collar, abanico, dos
gorros a falta de uno, y más tarde una chapa. Los currantes formales se
retiran. Aguantan los eternos Cántabros y me arrastran a las peñas, ni
tan mal, risas, temazos, manresanos, huevos fritos y más risas.
Martes.
Nuevo día, pero hoy es lo que podríamos denominar como otra edición de
las jornadas gastronómicas foráneas. Lomo en hojaldre, croquetas, jamón,
mucho vino, queso, pan, salchichas, salsas, helado, sorbete de limón,
SORBETE DE LIMÓN, ron miel, parcharán, copazos, y nos dieron las 7
largas todavía haciendo sobremesa, de esas comidas eternas navideñas
que a mi personalmente me apasionan. Villavesa, fueros, música y
fuegos.
Miércoles. Vuelvo a enganchar la
cartera y marcho a comprar. Mítico risotto sanferminero. Tintorros,
pipas y a comprar las entradas para la corrida. Césped y barracas, ni me
monto en nada por el miedo a potar. Los Cántabros demuestran su mala
puntería y no se llevan ná de ná. Chapas voladoras y retirada competa a
casa.
Jueves. Día grande, enorme incluso.
Venía un gran grueso del gran grupo que nos juntaríamos el finde.
Tancabrones, y asturianos cabrones. Buenas risotadas nos esperaban.
Comida temática cortesía de Martina. Cantina mariachi en Joaquín Beunza a
base de cervezas y enchiladas, ¡que bien te cuido reina! Bocatas de
tortilla y chorizo, para la merienda. Y llegaron los chavales, y las
risas, blanqueamos nuestros ropajes, compramos priva y a la plaza,
gorro, mandil, pistolas de agua, y mucho mucho calor. Justo detrás
teníamos a la banda de la peña, prepárate para no echar nada de mierda
hacia arriba, sólo hacia abajo, pipas, langostinos, comí cosas que no
sabía ni que eran, que te llegaban, y más calor y aparecieron en mis
manos unas gafas de ciego, o de Lennon, para gustos. Y no vi nada de
corrida solo recuerdo las risas al bajar al ruedo, con la peña, fotos
por la arena bailando charangas, y terminar en la brit, camisetas fuera,
compañías internacionales, y mucho calor, perdí mi pistola de agua
azul, pero por suerte me quedaba mi pistola "un pez llamado Marta" y así
entre risas y bailes pasó la noche. Y compartiendo cuarto con el rey
del salmón.
Viernes. Suerte suertuda que
fuimos a Eparoz, porque no habíamos hecho nada de comida. Suerte
suertuda que eché un bikini en la maleta. Suerte suertuda que comimos
pasta allí, porque que hambre. Unas buenas risas, en el coche, en el
césped, en la piscina. Y carrefour bueno para reponer. Cenamos congelado
a muerte, una buena croquetada, y llegó el momento cachi de comida. En
la ciudadela los que me conocían no les extrañó, pobre, es así, un poco
retrasadita, los que no, alucinarían, pero ¿y? Vamos a la brit y baila
baila bailando ¡va! A 10 euros, venga que te lo bajo a ocho chato. A nivel foráneo estábamos todos, había llegado ya la
doctora que era la única foránea que me faltaba, y oye, ¡que tienes los
ojos claros! Y vamos al Gunea, a saludar, y yo de camino la lío, o no, o
si, o no, tic, tac, tic, tac, lo sabe, no lo sabe...Y se hizo de día,
encierro, rajada monumental, sentados desde un banco en una paralela de
calderería vemos el encierro, ese que dicen que ha sido el encierro del
siglo, lo vimos en directo vía televisión española. Frío, pero por ti
pequeña lo paso con gusto. Y el camino más largo, rápido, frío y
silencioso que he vivido fue el de vuelta a casa.
Sábado.
Un buen sábado, una buena mierda de día. Lentejada, y después sexo
drogas y rock and roll. Una buena, y real tortillada, que grande,
enorme, una locura de tortilla, comparable a la locura de hambre que
calzaba. Pulseras colegui. Marchamos, daiquiris, ron y cocacola. Sin
vasos y sin pagitas, otra vez en autobuses, esta vez no tan esparcidos,
y deciden intentar una bomba de humo, pero aguantan, peñas, pajaritos
en el aire y paraguas transparentes. Muy buenas risas. Y bajamos a la
brit, otra vez, y el espectáculo no tenía voz, piropeamos a las
muchachas haciendo playback. Gunea de nuevo. Tabaco, ¡que cojones pasa!
Una silla en la calle, menuda reina parecía, y llegaron los atlánticos.
Por poco monto yo un preencierro en la calle a cuatro astas.
Y...encierro o no encierro, entramos o no a la plaza, me atoro, me
siento, yo hoy no puedo más. Volvemos a casa, MÁTAME CAMIÓN, todas las
panaderías cerradas y yo no hacía más que pensar en la buena tortillada
que podría disfrutar si es que no se la habían comido antes. Y, habemus
tortilla. Y, no se sí te acuerdas del momento camisón. Y zZzzzzZzz.
Domingo.
Duro levantarse pero más duro es estar en proceso de despertarse y que
te terminen de despertar con un puto susto de muerte. Pizzas timadoras
repetidas y mal cortadas ideales para un domingo. Liada y a la
carretera, ciao guajes, sois unos buenísimos zorros. Y vegetar, que es
la compenetración perfecta de los sanfermines, fiesta vs. siesta. Y
llega Don Marcelo Celayeta. Y putadón que la cocina del Kiliki ya estaba
cerrada. Cortar como un churrero, cagar como las cabras. Y llegamos
por los pelos al ayuntamiento, caras tristes, y largas, POBRE DE MI,
POBRE DE MI...y me despido con pena, hasta pronto, hasta luego, hasta la
próxima, hasta siempre, hasta nunca, hasta el infinito y más allá,
¡asta be! asta de toro... Y nos vamos a las peñas, y me engorilo con
Abba y el summer nights de Grease, "quiero mi bocadillo". Y así
terminamos la noche, con un pollo, patatas, y un bocata de lomo, queso y
pimientos extras. Me redespido, ¡eh, que te quiero chaval, pero no
llores!
Lunes. Vuelta a la normalidad, vuelta a
la ropa de calle, los horarios de siempre y el trabajo. No quiero. Se
terminaron las vacaciones. Y para colmo soy un nivel de pardilla
superlativo, pero bueno, vuelvo en preferente, con merienda y aire
acondicionado, en ventanilla, como a mi me gusta.
Y
así ha sido todo, mamá espero que no te hayas asustado con nada. Al
resto deciros gracias. A los bandidos, a las maravillas, a las
preciosas, a los culos bonitos, a las buenas anfitrionas, a los buenos
zorros, a las geniales cocineras de croquetas, a los amorosos, a los
noruegos, a los manresanos, al huevo frito, a todos los acogidos
conocidos en sanfermines, a los buenos amigos, a los mejores foráneos.
Sentíos responsables de todo lo bueno que han tenido estos sanfermines
para mi.
Love.